domingo, 13 de septiembre de 2009

Mudanzas

Llega un momento en que la cerveza se acaba, el bar cierra, el verano se acaba, el sol se aparta en pos de la luna. Un día vas a la playa, el otro a la montaña, o a la ciudad, o al pueblo de al lado, o te cansas de ese pub, o de andar por el mismo camino cuando vas a trabajar...


Hay momentos en que empaquetas, y haces mudanzas. Toda película comienza, y termina, y le siguen otras que ponen en tu canal preferido -además de tv-basura que no viene al cuento-.


Abres una ventana hacia la ladera o el bosque que no notaste cuando llegastes a tu casa. O abres otra y ves una playa de cala ancha, azul turquesa y caliza salada. ¿Lo ves? Empaqueto, cierro la ventana, y busco otra. Esta historia terminó, si es que se le puede llamar historia porque la historia, tal y como la vemos está en nuestra cabeza... y a veces, sólo existe como tal en nuestra sesera.


Se acabó, fin del capítulo, de la habitación, de las ventanas que se podían y que no se podían abrir... Hoy y mañana empaqueto, guardo tu rastro y lo almaceno en la funda más bonita que tengo, para que cuando la vea, me recuerde todo lo que tú eras para mí.


¿No lo ves? Te lo digo con el significado más pleno que tiene esta palabra: Gracias, sinceramente gracias, y hasta luego.


(7 de Mayo, 2009)

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