viernes, 27 de agosto de 2010

Mm-Miedo

Me mantengo a base de cafeína. Mucha cafeína. Como en los sueños, todo parece más largo y sin embargo es poco tiempo. Cada vez más cortos, cada vez durmiendo menos. Por eso, la cafeína me mantiene despierto.

Antes durmiendo 6 horas me sentía viejo. No llevaba las riendas de mi vida, me dejé llevar por la inercia. Ahora estoy durmiendo apenas 5 horas y es poco, lo sé, pero estoy más contento, más feliz. Soy más feliz. La regla de tres no la sigo y no por ende seguiré a este ritmo. Al menos no mucho tiempo.

Es tarde y he visto tu foto. Y muchas otras que tenías antes puesta. Recuerdo perfectamente aquella foto que hice mía, pues era nuestro momento. Lo miro ahora y sonrío. Sonrío porque me haces vacío. Me provocaste un vacío y me impulsaste al vacío. Por nosotros hablaba el mismísimo Sócrates. Todo tenía coherencia, tenía un ritmo, la película no decaía y todo iba en orden, un paso después de otro. Me gusta esa idea, esa a la que todos llaman estar enamorado, o en nuestro caso “fell in love”, caer enamorado. Caímos, y yo más rápido y más bajo que tú. Nos tiramos un poco al vacío, muy wertheriano como bien decías. No me río de la idea, me parece más que romántica. Suicida. Mientras que caíamos cerrábamos los ojos e “inmerse your soul in love1. Caíamos y tú miraste abajo. Ambos nos cogimos de la mano y saltamos hacia atrás. El vacío como nube que flota pero que se siente como una caída libre placentera y arriesgada a la vez… pero tú te volviste.
Te volviste y miraste abajo. Te acojonaste y no te dio tiempo suficiente a sumergirte. Así pues, viste como las raíces de ese árbol aún afloran en ese acantilado. Te asistes a una y paraste. Yo te vi, pero no veía ese árbol. Es tuyo, no mío, y yo me lancé contigo pero tú… ¿recuerdas esa típica broma de piscina donde los amigos corren a saltar y los demás hacen un amago pero no saltan, y entonces el inocente es el que se moja? Lo mismo, sólo que tu tenías una rama consistente, cercana, oscura, de un árbol que está podrido. Yo lo veo podrido pero no veo sus raíces. Tú ves las raíces pero te quedas en las cuevas formadas entre éstas, en las cuevas de tu refugio emocional, atrapada bajo brazos corruptos que alimentas poco a poco, pues tu tierra es fértil, joven y activa. ¿El cielo? No lo ves, estás atrapada.

Mientras que caía no vi nada. Llegué y me rompí una pierna, parte del brazo izquierdo –con el que te abracé– y se estrió la aorta. Sin atención médica, en ese pozo, tan a oscuras y viéndote, congelada en mi mente, abrazando con todas tus fuerzas esa maldita raíz que se replegó y te metió en la cueva donde aún sigues. 
Pasaron un par de meses. Ya no estabas ahí, ni la rama. Solo esa pared abrupta vertical, oscura como el carbón, sobre un cielo tirando a negro algo neblinoso. La luz no es algo que allí se conociera.
Empecé a andar, y a alejarme de esa pared. A los dos metros divisé un agujero negro cerca de la cornisa. Seguí caminando. Unos hilos blanquecinos, sucios, se veían como retorcidos, tiesos y firmes. Tú los veías vivos; yo los veía… terroríficos.
Fue entonces cuando, a cada paso que daba alejándome de esa pared, me daba cuenta de que no era un simple círculo negro surrealista pintado bajo la cornisa. Era una cueva, donde un brazo del árbol hechicero que tú misma vitalizabas te acogía en su seno. Cuando vi ese paisaje, dejó de moverse. La película había finalmente terminado.

Intenté hablarte. Oíste, pero dudaste. Yo sólo quería sacarte de ese agujero. No sé qué entendiste, pero a mis ojos evitas volver arriba, a tu camino de vuelta, o a bajar buscando otro sendero. No el mío, otro. No sé qué entendiste, pero en absoluto buscaba tus dedos. Sólo quería que terminaras con tu miedo. Ese miedo que se ha hecho tan amigo de ti como del mundo de tu corazón, y no es el verdadero.

Veo las fotos una vez más, antes de cerrar este texto. La vida sigue, la tuya… corriendo. Sigues como si ese sueño no hubiera pasado. Y es que, en realidad, no lo ha hecho. Ha sido real. ¡Despierta, ya has vuelto! ¡Tú desorden no es más miedo a deshacerlo!

Es muy curioso cómo funciona tu cerebro. Tu emoción, tu pensamiento. Pasa un tiempo (que en concepto emocional es sólo un momento). Veo que tú sigues la vida, con el vídeo puesto. Es muy curioso en serio, muy curioso. Porque estoy viendo como el VHS sigue reproduciendo, cómo esa tele traduce el filamento, y cómo, interesantemente yo ya no soy parte de ese hilo negro. 
De repente veo que estoy despierto, que cumplí todo ese macabro sueño. Que me tiré al vacío, y que tú entraste en ese agujero. Sabes que es un sueño. Un sueño que ambos quisimos vivir, y tú no creías que podía ser cierto.

Vuelta a la realidad. 
Como todos los sueños, casi no recuerdas ni el final ni el comienzo.
Tú, que te quedaste en el sueño;
yo desperté, atónito y muriendo.
Marzo, abril, más 2 meses, mi silencio.
Julio y agosto; vivo cerca, pero estoy muy lejos.

No porque no quiera,
tú me apartaste bien lejos.
Te ofrecí la pipa de la paz,
tu fumar no, prefieres vodka negro.
No buscas la puerta, sigues ahí dentro,
hurgando entre tu pasado2,
dibujo del recuerdo…

No sales de tu cuento,
y ahora te entiendo.
Créeme, solo te tiendo la mano,
para poder ser un artesano,
de esa escalera de madera y soga,
y cortar esa raíz que te ahoga.
Más que agarrarte de la mano,
y continuar la caída, ahora
hacia el infierno, te ofrezco, no miento,
ayuda para volver, hacia el claro llano.

Miro la foto, y sonrío. Podría sonarte sarcástico esto, y en realidad siento que amo la vida (es una hija de la gran puta, pero a pesar de ser tan perra y tan cabrona, la sigo amando –como diría Reverte-). Me río en silencio, pues son las 4.17, viéndote como mi recuerdo, sin más remedio; en el pasado te estoy alojando, no porque quiera, sino porque aún no has vuelto de tu realidad, ese maldito sueño.

Ojalá algún día pueda decirte frente a frente, sosteniéndote la mirada sin miedo ni vergüenza, que estás en el fondo perdida. Nada pretendo con eso, salvo evitar que sigas mezclada en ese lamento tuyo, que ya tras años, está petrificado. ¿No crees? Llámame, te cogeré el teléfono.



1 Frase final de “Street Spirit (Fade Out)” de Radiohead. Letra de Thom Yorke. 
2 Vodka negro es porque sigues buceando en tu estanque oscuro. Hurgas en tu pasado no por diversión, sino porque aún no le encuentras explicación a algo que no se la tienes que dar. Yo no le dí explicación a esto. Vino sola sin yo buscarla. Te "agradezco" que me evites, y que me mantengas bien lejos. Sigue evitando a este axioma que te puso ese "STOP" ahí en medio.

4 comentarios:

ajete dijo...

algo se repite, y no es el ajo

Kalle Eremit dijo...

tranquilo/a ajete. Ya está digerido. No se repite. No se repetirá más. ¿Quién eres?

Juan Luna dijo...

Cada vez escribes mejor. Un placer leerte. Muchos se agarran al tópico de que desde el sufrimiento y la añoranza por lo no ocurrido es de donde surge la genialidad del escritor, que es más fácil escribir cuando estás triste. En mi opinión, y dadas nuestras limitaciones manifiestas, todo eso surge porque la tristeza es algo que te invita a viajar a tu interior que es donde se halla tu verdadero yo. Pero una vez se traciende todo esto viajas allí, a cada momento.

Confusión permanente dijo...

que pena eso de comentarios irónicos en textos que solo se merecerian reflexion y tambien unas cuantas alabanzas....

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Todo comentario y/o reflexión será bienvenida. Ahora bien, yo no te he insultado y te respeto. Espero que sea recíproco. Muchas gracias.