jueves, 14 de octubre de 2010

Sábado de otoño

La ventana tiembla.

- Hace mucho viento ahí fuera, ¿eh, Lilly?
- Humm -se espereza y se acurruca más a él- por eso tienes que hacerme caso y quedarte entre las sábanas conmigo. Es sábado, ¿quién trabaja un sábado?
- Jaja, pues al tonto al que te agarras.
- ¡No seas bobo! -dijo con ese caramelo pegajoso de un amor que está floreciendo, y le besó el pecho. Él la miró fijamente con ternura unos segundos. Luego le besó la frente, destapándose para salir de la cama. Entró en el cuarto de baño llegando a Lilly el sonido de la ducha.  

Lilly, esa chica tan casual, normal y corriente que no tiene nada especial, y por eso es bella a rabiar. La belleza natural. Pelo lacio marrón, fino, betado uniformemente. Llevaba ahora una camiseta de tirantas, ligera, y unas braguitas lisas, simples pero sugerentes, que le volvían a Mike la mente turbia.
Sonrió mirando a la puerta a penas abierta que dejaba escapar vapor de ducha, y volvió la mirada hacia la ventana, donde llovía y los árboles le daban al barrio un tono sepia otoñal. Dejó de sonreír, pensativa. Ésta vez todo venía solo, de corrido, sin vallas que saltar ni auto-obstáculos típicos del miedo a algo nuevo.

No fué un buen año para Lilly. A decir verdad, ella pensaba que si le atropellasen tres autobuses en una mañana sería algo de buena, buena suerte comparado con su "chistosa" (como ella decía) vida sentimental. Se preguntaba siempre por qué la gente se complica tanto y se pone tantos impedimentos ante sí, sin que éstos vengan. "Masocas" pensaba.
Tuvo tres 'simulacros'. El primero de ellos, era con un chico interesante, que le complementaba bastante bien, pero los miedos adolescentes de qué pasará, "no soy buena para él, es demasiado para mí" y demás pamplinas que suenan más a tópico que otra cosa asaltaron y desbalijaron el tren antes de salir.
El segundo es bastante gracioso: tras ese chasco y el mes de "purgatorio", se convirtió en una descarada sin miedo a la novedad, sea corta o larga, sea formal o informal, sea de unas semanas o... unas horas (je je je). Conocía un chico desde hacía años, pero tenían confianza y... ¿y qué? "Carpe Diem, chica" se dijo, "si lo pasáis bien, ¿por qué privarse?". Así que volvieron a salir. Risas, acercamientos, y el instinto llamando a la puerta y... de nuevo los miedos "¿y si se queda parado y me deja de hablar?". Al final resultó que ambos iban para lo mismo pero Lilly volvió a tomar la primera salida de la autopista a la derecha... 
El último caso fue revelador. Le supuso un cambio total. Ella se sentía aún más 'libertina' que antes, y con el primero que le regalase una flor querría leer algún capítulo de un libro pendiente de lectura. Eligió a un chaval atractivo, agradable con el que se reía y pasaba buenos momentos. Se sentía como una niña, hasta que conoció a otro chico y empezó a salir cada noche con sus amigas de fiesta... El sentimiento de liberad y de liviandad se apoderaron, haciendo que todo careciera de importancia. Vive la vida. Qué frase tan peligrosa, el filo de una navaja... Resultado: perdida, y chicos enredados, con ceño fruncido...
Pero ahora era algo diferente. Mike, que conoció un día que se pasó por las oficinas en las que ella trabajaba, la acompañó en el café de los 15 minutos de descanso de las 11 de la mañana. Parecía sincero, sencillo, y relajado. Además gracioso, pero tierno. Ella, empezó jugando el rol de "oigo, pero vigilo". Al final cedió y se citó con él para cenar.

15 minutos de descanso... 15 días llevaban saliendo. Pensativa mirando la estampa de la ventana, volvió a sonreir. Ninguna barrera que ella se puso, ninguna barrera ponía él. A los cinco minutos, el olor a cuarto cerrado, mezclado con el vapor de la ducha y ese olor íntimo de noche de cisnes, desapareció con una bandeja de cafés y unas tostadas con mermelada de naranja amarga y mantequilla...
- !Humm!... No huele nada mal
- ¿Nada mal? No tienes ni idea de lo buena que están estas tostadas, y el café ni te cuento.
- ... Te he hechado de me--
- ¿Ya? Pues prepárate a pasar unas horas sola, tengo una reunión...
Ella frunció una ceja y le clavó la mirada, en el fondo bromeando.
- Yo también estoy deseando de volver a verte.
Se sentaron en la cama, y desayunaron. Pronto él salió trajeado, y ella abrió la ventana a oler a tierra mojada, madera empapada, y hojas con su betún de judea. 
"¿Para qué complicarse la vida? Si estar con alguien es para mejor ¿por qué complicarlo? ¿por qué complicarse uno mismo con cábalas negativas? Déjate vivir a tí mismo"

Lo leyó en el sobre de azúcar del café que antes rompió para servirse... Su mañana de disfrute, la mañana de su nueva vida había hecho nada más que comenzar...



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