jueves, 22 de septiembre de 2011

La habitación




A veces las palabras sobran. A veces la nostalgia desaparece con una sola sonrisa. Un corazón se ilumina con la sonrisa de otro.
Las edades fueron anécdota de carnet, y las paredes transparentaban un universo que era suyo, de nadie más, solo de ellos.

Levantó la mirada de la moqueta, y ella esperaba con su mirada la suya. Nada más que hacer. La levantó él mostrando vergüenza. “¿Vergüenza por qué?” le preguntó en una mueca.
El silencio dio paso a su sonrisa, la que iluminó su corazón.

Nada más que ellos en su refugio, la celda donde nadie miente – calle o hable, ría o llore.  Donde se habla de corazón a corazón.

2 comentarios:

Abigail LT dijo...

Que Maravilla, a mí me gustan los corazones rojos, muy rojos que laten muy deprisa y no necesitan hablar.

Un beso de Mariposa.

Que Lindo.

Juan Luna dijo...

Ese es el verdadero lenguaje...el del corazón.

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