viernes, 21 de octubre de 2011

Vals oubliée


Mientras oigo el Vals de Amélie la noria en mi cabeza se para y, como por arte de magia, todos los colores primero se iluminan y giran como en cualquier corazón contento para, luego, volver a ser sepiosos, algo desgastados, de postal enmarcada en aquel rinconcito de los recuerdos edulcorados.
Y esque este maldito vals no deja de maravillarme cada vez que lo oigo. Pasa el tiempo y lo vuelvo a escuchar y me sigue fascinando la manera en que te susurra al oído a Montmartre lluvioso donde bajas las escaleras. Sueño de azul y negro. Antes lo identificaba con una época de mi vida.
Eres Amélie, al menos en mi cabeza. Una más real, más de carne y hueso, pero con algo en común: sois una ensoñación agridulce. Algo magnífico, precioso, perlado y delicado a la vez que brillante, pero... que nunca ha ocurrido. 


MONTMARTRE                                                                  (© Vincent Piffard)

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