2 horas y 45 minutos.
La noche empezó con un homenaje a sí mismo, en tono de película en sepia y granulada, y su nos dieron las 10 y las 11 arreglado para banda, que sonaba a himno del hombre y su vida… todos a coro, la corearon, porque esa canción es olímpica, grandiosa.
Fue el preludio de una noche que, a mi ver, se anunciaba acogedora, y que fue electrizante, cariñosa en las baladas y emocionante en la profundidad de sus versos, aquellos con los que nos identificamos todos alguna vez en la vida (o varias veces). Mejor que él pocos pueden expresar esos momentos (yo, al menos, aún, no conozco a nadie).
Algunas canciones que oía y a veces cantaba mientras hacía footing o reflexionaba, y las hacía mías, ahora se hacían de todos. Las palabras de un sabio vividor, que ya ha recorrido casi todas las carreteras, aún sin conocer yo esos caminos entiendo y siento el significado o parte de lo que dice. Quizá porque utiliza el arte para decirlo, ¿no?. Yo las siento aunque no las haya vivido. Al igual que uno siente música y emociones de una película y unos hechos que no has vivido pero que has visto en la pantalla… es algo parecido…
Peces de Ciudad, Cristales de Bohemia, Embustera, 19 días y 500 noches, y muchas otras, tirando del repertorio clásico de primera época. Las baladas, se intercalaban con temas movidos, y los rockeros totales –sublimes De Diego “el hombre orquesta” y Panchito Varona, tampoco hay que hacer caso omiso al resto del elenco que eran diez sobre diez, perfecto; que buenos músicos, qué buena música, ¡qué letras! (hablando de Sabina, esto último es obvio).
Cantase quien cantase –la corista se marcó un par de canciones, el segundo guitarrista otras 2, un “Amor se llama el juego” De Diego que mostró claramente quién es el compositor frente al escritor, y un rock tostado pero sublime el bajista Varona- aquello era puro deleite.
¿Quién dijo que no se puede hacer buena música sin una escenografía para dejar impactado a los asistentes? Una cosa no quita a la otra, pero hoy en día la cosa no está equilibrada.
Conciertazo. Punto.
Maestro, gracias, muchas gracias. A seguir viviendo con los colores de tus cuadros que acompañan las noches solitarias de agridulce pasear. Y me uno a tu palabra:
“Cuando uno está feliz, tiene un equilibrio en su vida los versos y las musas le abandonan. Al menos mis canciones salen cuando está al borde del abismo”. No quiero que sigas al borde del abismo Sabina, pero si eres capaz de sacar oro de amigos o hermanos que los están para echarles una mano, doble aplauso.
“Vinagre y Rosas” escrito a dos manos con el poeta Benjamín Prado y el perfume amargo de la chica que le dejó en ese bar y las dos mil copas con Sabina, que hicieron que ambos despertaran en Praga.
“Vinagre y Rosas” escrito a dos manos con el poeta Benjamín Prado y el perfume amargo de la chica que le dejó en ese bar y las dos mil copas con Sabina, que hicieron que ambos despertaran en Praga.
“Me pasé de la raya con tal de pasar por el aro”
“Embustera, tu corazón es una cremallera de Christian Dior”
“Por mis venas va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje”
“¿Dónde crees que vas? ¿Quién te parece que soy? Si miras atrás, yo ya no estoy”.
“Embustera, tu corazón es una cremallera de Christian Dior”
“Por mis venas va, ligero de equipaje, sobre un cascarón de nuez, mi corazón de viaje”
“¿Dónde crees que vas? ¿Quién te parece que soy? Si miras atrás, yo ya no estoy”.
Qué casualidad que Sabina empieza por la misma letra que Sabiduría, ¿no?...
6 comentarios:
Qué bien escribes tío, cada vez mejor.
Gracias Juan!!! :)
Que buena la musica de radio head, que bueno tu blog y que bien escribes. Eres un artistatazo! Un abrazo Kalle
Gracias anónimo!
I like it :)
Me alegro Rosario :) y bienvenida
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