Te empapas, sigue lloviendo. La ropa pesa más, van oscureciendo.
Como tierra seca, esponja vieja, succionas cada centímetro cúbico de transparencia.
Andas, sigues pisando, flotando, cada vez menos; te vas hundiendo.
Como ninja intrépido cuyas fuerzas flaquean, y la lentitud aumenta el peso de su cuerpo.
Nunca pensé que el pararse tanto haría tanto daño. Nunca, nadie, podría imaginárselo tan fielmente. Hace falta experimentarlo.
Poco a poco, como sin querer hacerlo, vas más lento, te mueves más pausadamente. Y todo ésto sin pensarlo, sin buscarlo. Miras hacia fuera, y ves cómo los demás siguen funcionando, y te sientes algo viejo, lento, torpe, pasado de moda...
Intentas volver a correr, pero... ¿hacia donde ahora toca? No sabes que pie mover, la coordinación te abandona. Parece que el seguir corriendo hace que no te hundas, que sigas a flote. Así, todo tu peso no se muestra sobre la superficie del estanque negro.
Intentas seguir, arrancar el motor, meter primera, soltar el embrague y al fin, acelerador.
Suena tentador, hasta alentador; pero de repente no hay más gas que gastar, ni motivos para andar.
Suenan los motivos a vacío maquillado. Cada palabra pesa menos, se van esfumando.
Como una marioneta, tan hipertérrita, lo mismo da si todo o nada, si mucho o poco, si algo...
Te sientas, mueves tus dedos, y las ondas están muertas, el deseo extinguido, la ilusión marchita.
Como el ordenador de a bordo, intentas el piloto automático, falso arte en mano, traductor en la vista.
El recuerdo no alimenta, y el futuro parece fantasía;
inspiración, ¡ciégame de esperanza!
pues la desidia avanza,
ni ayer, ni hoy, ni mañana son mis días.
Detalles que te marcan
Hace 3 meses
2 comentarios:
Me ha gustado mucho mucho mucho!
Muchas gracias :)
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Todo comentario y/o reflexión será bienvenida. Ahora bien, yo no te he insultado y te respeto. Espero que sea recíproco. Muchas gracias.