Acabo de llegar a casa, y le he pedido que no se lo diga. Que le diga todo menos eso. Me fío de él aunque quizá es demasiado... Todo me oprime y me empuja hacia abajo. Me pesa todo el cuerpo y los latidos son martillazos lentos que me avisan de un desvanecimiento al acecho. Aún no me desmayo.
Bebo agua y mi garganta a duras penas deja tragar. El sostén me oprime la respiración; me queman las costuras de la ropa y la vida se me escapa ante mi impotencia, ante mis actos.
Le quiero pero a él también, y mi corazón se volatiliza. Me decido por el segundo pero... dios, esto es muy... es... impulsivo y desatado, y a él... me sostiene desde hace año y medio pero... ya se lo he confesado al segundo: es lo que llevo buscando toda mi vida y no me perdonaré perderle... Y pensar que apenas paso las veinte primaveras y ya estoy muriéndome por alguien, o por dos personas a la vez.
Le pedí al segundo que mintiera por mí al primero. Todo voló por los aires y el secreto quedó al descubierto, como la almendra amarga que inunda la boca y que tira de las tripas arriba, y vomita amargor. El segundo no mintió y se lo contó... por mi bien. Yo no lo entiendo aún pero lo hizo por mi bien y por su bien... y por el bien del "triángulo". Una fisura rompió un vértice y uno de los lados se desprendió...
Han pasado ya ocho días y no sé nada de él,
ni él sabe nada de mí, pero sigo con mi pasado en el presente...
Detalles que te marcan
Hace 3 meses
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