Rutinas colectivas, tu escritorio, tu puesto de trabajo por inercia.
El miedo a virar por no conocer qué hay en la carretera.
¿Te has planteado salirte del camino y, aunque andes en paralelo a la carretera, observarla con distancia?
Y un día, y otro, y miras el calendario, y es jueves, y ya mismo viernes (si no hay juernes), y el viernes anestesia.
Sí, amortiguas tu interior, y don N sale o Horacio González Opiáceo, o cualquier otro familiar que te visita hoy sábado, y mañana igual.
que tal vas? / bien / ah que bien / sí ti@, ya sabes, el curro de siempre, no se hace muy pesado / y nada, con los colegas y tal, buenas risas y cervezas / de p madre / y tú? / pues igual, aguantando al jefe (a) pero estoy que me salgo de la pelleja / sí? / conseguí entregar eso y me sobró tiempo, así que hoy jarra de cerveza… / y con el/la pibe/a ese/a? / pues… / pues…??? / bien, con sus cosas / ya, pero? / ti@, van dos años, es una recaída / cuántas van? nueve? / y las que quedan… / (el/la otr@ piensa en si eso tiene sentido… huele que ese camino tiene poca salida) es verdad (y niega salirse, y sigue perteneciendo por miedo a no pertenecer a nada).
La anestesia de un mínimo tiempo de ser protagonista, un tuerto en mundo de ciegos, unos ciegos que ven más de lo que piensan pero que no se atreven —o no saben— dar el paso, y luego otro… y otro… en tierra desconocida, pero es tierra, no el espacio inconmensurable.
Así que… anestesia.
— En el reverso de la tormenta, octubre 2025.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Todo comentario y/o reflexión será bienvenida. Ahora bien, yo no te he insultado y te respeto. Espero que sea recíproco. Muchas gracias.