Que aunque no quiera recordarte,
me acuerdo de ti.
Que sin venir a cuento,
el ogro y el hada se unen,
en una danza idílica completa,
pero sin querer mirarte a ti.
Recuerdo que no quiero recordarte,
que, aunque no quiera recordarte,
en estas horas me acuerdo de ti.
Como la más potente droga,
como el traidor más traicionero.
No quiero recordarte, y sin embargo,
¿por qué estaré escribiendo ésto?
El barco zarpó huérfano,
sin patrón ni tripulantes.
…Y pensar que eras el patrón,
en vez de un simple visitante.
Esclavo de tu rumbo era,
tan elevada te veía…
Y de todo eso he aprendido,
que no quiero seguir tu estela.
Ni la rima más perfecta
ni la no buscada (como ésta),
podrán mostrar de forma tan clara,
que sin mí ahí te quedas.
De tí huyo amor mío sin ser amado.
Voy hacia un lugar que de tí me guarde.
[...]De tí me alejo habiendo soñado,
soñado amores que llegaron tarde,
que no consumieron una llama que arde
del interior de mi cuerpo dañado. [...](fragmento del "Soneto del Amor Perdido",
escrito por Juan Luna © 2005)
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